Un equipo de arqueólogos descubrió un cementerio medieval con 41 esqueletos en el suroeste de Gales, cerca del aeropuerto de Cardiff. El hallazgo revela prácticas funerarias inusuales y una comunidad predominantemente femenina, lo que ha desconcertado a los expertos.
Los cuerpos, en su mayoría de mujeres, presentan signos de desgaste óseo propios del trabajo físico intenso. Sin embargo, junto a estos restos también se hallaron objetos asociados al lujo y símbolos de estatus. Algunos esqueletos estaban dispuestos en posiciones extrañas, fuera del patrón habitual de enterramiento cristiano.
Uno de los descubrimientos más impactantes fue el de una mujer arrojada a una zanja, a diferencia del resto, que fueron cuidadosamente sepultadas. La escena sugiere una posible exclusión o castigo, cuyo origen sigue sin esclarecerse.
“Este hallazgo nos obliga a replantear lo que sabemos sobre el papel de la mujer en las comunidades altomedievales”, explicó Kevin Church, arqueólogo jefe del proyecto.
La excavación fue llevada a cabo por investigadores locales durante el último año, luego de que estudios preliminares con radar indicaran actividad subterránea inusual. Los restos han sido fechados entre los siglos VI y VII, una etapa de transición en la historia británica tras la retirada del Imperio romano.
El lugar no solo muestra la presencia de mujeres en tareas físicas tradicionalmente masculinas, sino también un nivel de sofisticación material que contrasta con las limitaciones sociales supuestas para su género en la época. El hallazgo incluye joyas, herramientas finas y cerámicas importadas, lo que apunta a una comunidad con vínculos comerciales o religiosos importantes.
Especialistas de la Universidad de Cardiff y del Museo Nacional de Gales colaboran ahora en el análisis genético y de isótopos de los huesos. Esto permitirá conocer los orígenes geográficos de las personas enterradas y reconstruir parte de sus hábitos alimenticios y condiciones de vida.
El cementerio ha sido acordonado para su preservación. Los resultados finales podrían cambiar la narrativa histórica sobre el poder y el rol femenino en los siglos oscuros británicos.
